Revista interna cuatrimestral del Hospital Universitario Reina Sofía
Diciembre 2012

Número 26

Revista El Reina Sofía

Reportaje

Siete capellanes para sanar el alma

Estos representantes de la Iglesia conviven a diario con el paciente -y también sus familiares- para acompañarles en su paso por el hospital, darles aliento en momentos de necesidad, compartir sus alegrías y hasta unir en matrimonio a alguna pareja u ofrecer la primera comunión

Grupo de capellanes del Hospital Reina Sofía.

Grupo de capellanes del Hospital Reina Sofía.

Su vestimenta les delata y permite identificarles sin ni siquiera prestar atención. Van los siete igualmente uniformados con su impecable traje negro y alzacuellos blanco. Su presencia es frecuente junto a los pacientes, a pie de cama, y por inverosímil que pueda parecer, no son sanitarios. Su cometido es sanar, no el cuerpo sino el alma. Son los capellanes del Reina Sofía y están siempre al lado de los enfermos y familiares que desean seguir practicando su fe y recibir palabras de aliento espiritual durante su hospitalización.

Su función es “simplemente estar ahí, en silencio muy profundo para que sientan la cercanía, el amor y el cariño, que en ocasiones puede ser más importante que la pastilla o la inyección. Los médicos hacen que los enfermos recobren la salud y los curas les damos la vida eterna”, asegura el responsable de los capellanes del hospital Rafael María de Santiago.

El capellán Rafael María consuela a una paciente.

El capellán Rafael María consuela a una paciente.

Tienen una presencia activa en el hospital, con guardias de 24 horas y muy vinculados a las plantas de hospitalización y a la UCI. Viven muy próximos a personas a quienes la enfermedad les hace relativizarlo todo y, por ello, son testigos de muchos milagros que cambian a la gente.

Las penas y las alegrías compartidas forman parte de su agenda diaria, asegura el capillán, y a pesar de que es un trabajo duro muchas veces, las gratificaciones son muy intensas. El anecdotario personal de Rafael María de Santiago atesora recuerdos entrañables entre los que figura “casar a una pareja -ya madurita- en la misma habitación en la que el novio se encontraba convaleciente, bautizos, confirmaciones y la posibilidad de ver cómo personas que estaban muy mal reciben el alta”. El sacerdote se emociona al reconocer que es “precioso ver cómo alguien recobra la salud, tiene conformidad con la enfermedad y también cuando la familia que estaba distanciada vuelve a unirse en estos momentos”.

En sus diez años de misión hospitalaria, este religioso ha tenido ocasión de adaptarse a las circunstancias y a los tiempos para modificar su trabajo. Recuerda que, “hace unos años acudíamos a visitar a los enfermos para darles la comunión y estar con ellos cuando nos lo demandaban. Ahora eso ha cambiado, hemos pasado de una pastoral de sacramentación a una evangelización. Con mucha prudencia y respeto, tenemos una actitud más activa y vamos anunciado el evangelio a los enfermos. Nos hemos abierto y la respuesta es muy positiva, este año casi hemos triplicado el número de comuniones en comparación con el ejercicio anterior”. También son requeridos para oficiar o presidir la misa cuando muere algún trabajador del hospital.

En la capilla del hospital.

En la capilla del hospital.

Su relación con los profesionales del hospital tradicionalmente ha sido buena, muy buena, especialmente con los médicos internistas y con los especialistas de la UCI, por su cercanía. Tanto es así que hace unos años crearon el conocido como ‘Club del cura’, que reúne a los capellanes y a un grupo de médicos entre los que se han creado estrechos lazos de amistad para organizar cenas con cierta periodicidad.

Los profesionales y pacientes que deseen contactar con los capellanes, pueden hacerlo bien a través de la centralita del hospital o solicitándolo directamente en el estar de enfermería de las plantas de hospitalización. Cada centro del complejo sanitario tiene su propio horario de misa diaria: a las 18.00 horas en el Provincial y a las 19.00 horas en el Hospital General -sábados y festivos a las 10.00 y a las 11.00 horas, respectivamente-. En Los Morales se celebra exclusivamente los sábados.

En estos momentos, los capellanes disponen de un dormitorio y un despacho en el General y un despacho en el Provincial. Este colectivo, además de su responsable, lo integran Jacob Martín, José Carlos Pino, Juan Diago Recio, Jorge Asensio, Juan Carlos Balsera y José Luis Risquec. La actividad hospitalaria que desarrollan es parte de su trabajo, pues algunos también son párrocos de alguna iglesia de Córdoba o llevan a cabo otras funciones encomendadas por el Obispado. Durante la entrevista, a Rafael María de Santiago las tareas se le acumulan, el teléfono suena varias veces; los pacientes y los otros capellanes le reclaman.

*NOTA ACLARATORIA: El Hospital Reina Sofía facilita la práctica de culto religioso a los pacientes de otras confesiones para que puedan expresar libremente su fe durante su periodo de hospitalización en este centro.

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