Revista interna cuatrimestral del Hospital Universitario Reina Sofía
Abril 2013
Reportaje
Este complejo sanitario proporciona a quienes forman parte de él un hogar acogedor –ya sea para trabajar durante turnos de mañana, tarde o noche; guardias de 24 horas u hospitalizaciones más prolongadas en el tiempo-. La variedad de servicios que ofrece el centro a pacientes, familiares y profesionales convierte sus edificios en una pequeña ciudad que cuenta con su propio colegio, biblioteca, tienda de alimentación, librería, kiosco de prensa, cajero automático, cafetería, lavandería, cocina y capilla
El gerente es entrevistado durante uno de los programas de radio realizados desde el hospital.
Fiesta de fin de curso en la ciberaula.
Foto de la exposición 'Pinceladas de sentimientos' realizada por pacientes de Salud Mental.
Los Reyes Magos llegan al hospital.
Un profesional echa un vistazo a uno de los libros del bookcrossing.
Celebración del Día Mundial de la Risa en el Materno Infantil.
El hotel de madres.
Por un buen puñado de razones, para muchos pacientes y profesionales, las calles que conforman este complejo sanitario, sus pasillos, habitaciones, despachos, salas de consulta e incluso el área quirúrgica son extensiones de su hogar. Por estos espacios se cuela la vida con intensidad. En pocas ocasiones la vinculación al Reina Sofía puede disimular el orgullo. Trabajar o recibir atención en sus dependencias es garantía de calidad, un sello que se ganó la primera generación de profesionales que habitó esta casa y han sabido mantener, cuidar y actualizar las siguientes hasta el día de hoy.
Teniendo en cuenta la parcela de 280.000 metros cuadrados sobre la que se extiende se podría hablar de un barrio bien equipado, mientras que si se atiende al número de residentes habituales y su fluido tránsito de visitas es más acertado referirse a él como una pequeña ciudad con un ritmo de vida frenético. Estas comparaciones serían válidas para describir algunos de los aspectos que hacen del Hospital Reina Sofía un espacio muy vivo al que acuden a trabajar a diario más de 5.000 personas –a las que hay que sumar alrededor de 500 contrataciones por empresas externas-, unos 18.000 ciudadanos pasan a diario por sus instalaciones para recibir asistencia sanitaria, acompañar o visitar a algún enfermo y unos 900 pacientes se alojan en sus habitaciones.
Al margen de la actividad asistencial, docente e investigadora que soportan los pilares de este hospital desde hace 37 años, para completar su funcionamiento y hacer más confortable la estancia de los inquilinos ocasionales y habituales que pasan por él, el centro se ha dotado de una amplia variedad de servicios. En el terreno más intelectual encontramos la biblioteca -que forma parte de la Biblioteca Virtual del Sistema Sanitario Público Andaluz- con 1.564 libros y 560 colecciones de revistas sobre biomedicina y salud. También se puso en marcha hace unos años por un grupo de profesionales la iniciativa bookcrossing, que ha permitido liberar ya más de 7.000 títulos y tiene catalogados en estos momentos 1.500 libros más.
Durante su hospitalización en el Materno Infantil, los niños no se libran de ir a cole. El centro dispone de un aula hospitalaria en la que dos docentes se esmeran para que puedan continuar con sus tareas sin interrumpir su ritmo escolar. La ciberaula, como desde hace unos años se conoce este espacio, también se usa como rincón lúdico y creativo y en ella se celebran concursos y talleres divertidos, así como fiestas para celebrar la Navidad, la feria de mayo, las cruces, el día de la madre o la Semana Santa.
Con estos pacientes tan vulnerables se vuelcan todos los profesionales del Reina Sofía y de un modo muy especial lo hacen los integrantes de una asociación también peculiar, la de mayores del hospital. Los profesionales que una vez jubilados pasan a formar parte de este colectivo disfrutan de la hospitalidad que se respira en la gran familia que conforma este hospital. La cúpula de la asociación acude de lunes a jueves tan ilusionada como su lejano y primer día de trabajo en el hospital. El coro que han creado anima los numerosos eventos que pueblan la agenda hospitalaria y no hay vacuna resistente al contagio de sus ganas de vivir.
Desde un ultramarinos hasta una capilla
Para cubrir algunas de las necesidades más básicas de sus habitante, el complejo dispone de una pequeña tienda que funciona como ultramarinos, kiosko de prensa y bazar; un cajero automático, una capilla para rezar y oficiar actos religiosos, varias cafeterías, una cocina donde se preparan diariamente más de 3.500 menús para los pacientes hospitalizados (sumando todas las ingestas) y una lavandería para limpiar el material textil que se usa en todos los centros de salud y hospitales de la provincia. Paradas de autobuses urbanos y de taxis completan estas prestaciones.
Si los récords en el ámbito de los trasplantes, de la cardiología, la cirugía cardiovascular, la terapia celular o la inmunología –por citar solo algunos- no le faltan; en otras disciplinas también acumula títulos. Es, por ejemplo, teniendo en cuenta el número de trabajadores, la empresa más grande de toda la ciudad y provincia y, por ello, un importante motor económico para Córdoba. Por tanto, el impacto económico del Reina Sofía es otro aspecto a tener en cuenta, pues para la sociedad en su conjunto se desprenden beneficios por la demanda de bienes y servicios derivados de la prestación de la actividad sanitaria.
Se trata de uno de los complejos sanitarios más grandes de Andalucía, ya que en su superficie cabrían hasta 41 campos de fútbol. Por las instalaciones del hospital se reparten más de 7.500 equipos electromédicos que incluye la más alta y compleja tecnología existente en el mercado. Su implicación con el medio ambiente hacen de él un hospital verde: controla sus impactos ambientales, genera agua caliente mediante placas solares y se gestionan anualmente más de 300.000 kilos de residuos que se segregan para su reciclado. La humanización de los espacios es otra constante en el hospital y para ello, el vestíbulo se viste en muchas ocasiones con exposiciones, trabajos de lacería y acuarelas realizados por alumnos de la escuela de arte que decoran las paredes de los diferentes edificios, el monumento al donante en el recinto hospitalario se muestra como icono de solidaridad y una exposición fotográfica sobre trasplantes da la bienvenida al hospital.
Todas estas pinceladas son la merecida recompensa de un explendoroso pasado, de una historia que arrancó en 1976 con ansias de progreso. Si en la partida de nacimiento del Reina Sofía solo se inscribieron el Hospital General y Materno Infantil, hoy se añaden el Provincial, el Edificio de Gobierno y el de Consultas Externas, Los Morales y otros centros periféricos y de especialidades. Por su parte, la plantilla ha pasado de 3.000 a más de 5.000 profesionales. Entre logro y logro se deja ver el premio más importante a tantos años de trabajo: el reconcimiento de la sociedad en su conjunto. El nombre del Hospital Reina Sofía va encadenado a Córdoba con eslabones que hablan de excelencia y solidaridad y el eco de este binomio retumba en Andalucía y en buena parte del país.
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