El Programa de Certificación de Competencias Profesionales ha sido diseñado para reconocer los logros alcanzados por los profesionales en su práctica real y diaria y como una herramienta para promover el desarrollo profesional y la mejora continua.

El Programa de Certificación toma como fundamento metodológico y marco conceptual la Gestión por Competencias, como modelo integral que permite configurar, además, los procesos de selección, evaluación del desempeño, gestión de la formación, promoción e incentivación.

El concepto competencia alude a una capacidad o característica personal estable y causalmente relacionada con los resultados deseables en una organización. Un elemento clave de la Gestión por Competencias radica en identificar dichas capacidades como elementos susceptibles de medición, por lo que la acepción más coherente con el enfoque de competencias es la que considera a éstas como un conjunto de comportamientos observables y medibles, de modo fiable y válido, relacionados causalmente con un desempeño bueno o excelente.

En el ámbito sanitario, a efectos de su medición, la competencia se define como la aptitud del profesional sanitario para integrar y aplicar los conocimientos, habilidades y actitudes asociados a las "Buenas Prácticas" de su profesión para resolver las situaciones que se le plantean (Ley de Cohesión y Calidad del SNS, Art. 42). Este enfoque conceptual se centra en lo que el profesional hace. Para que el profesional desarrolle las Buenas Prácticas (comportamientos observables asociados a una competencia "hacer"), es necesaria la presencia conjunta de los cinco componentes de la competencia: saber (conocimientos); saber hacer (habilidades); saber ser (actitudes), querer hacer (motivación) y poder hacer (aptitud profesional y medios).

El conjunto de competencias que debe reunir el/la profesional en un puesto de trabajo están recogidas en su "Manual para la Acreditación de Competencias". En él están identificadas las Competencias y las Buenas Prácticas (comportamientos observables) asociadas a las mismas, así como las Evidencias (o criterios de verificación para determinar la presencia de las buenas prácticas) y las Pruebas (instrumentos de medición y evaluación que determinan el cumplimiento de las evidencias de cada buena práctica integrada en una competencia profesional). La mayor parte de las pruebas para determinar el cumplimiento de las evidencias que se incluyen en el Programa de Certificación de Competencias Profesionales se basan en "lo que el profesional hace" (en situaciones reales, en sus resultados, etc.), como forma ideal de reconocer y acreditar las competencias profesionales.

La Certificación de Competencias Profesionales se concibe como el proceso que observa y reconoce de forma sistemática la proximidad entre las competencias que realmente posee un/a profesional y las definidas en su Manual para la Acreditación de Competencias.

Los Manuales para la Certificación de los Profesionales Sanitarios han sido elaborados con la participación de más de 600 profesionales y representantes de Sociedades Científicas, que han constituido Comités Técnicos Asesores, uno por cada disciplina o especialidad, cada uno de los cuales ha desarrollado su Manual para la Acreditación de Competencias específico. Cada Comité Técnico ha identificado las competencias que deben poseer un determinado profesional, así como las buenas prácticas que deben estar presentes en el desempeño de su trabajo.

En las últimas décadas se han venido desarrollando diferentes roles dentro de las disciplinas sanitarias, fruto de circunstancias tales como el ejercicio de múltiples funciones dentro de la práctica, la creciente demanda social de una atención de calidad, el desarrollo tecnológico o la mayor exigencia de conocimiento, todo ello en respuesta a unas necesidades de la población que van más allá de los límites propios de cada disciplina. De este modo, a nivel mundial, se ha impulsado el desarrollo de un Modelo de Práctica Avanzada vinculado a la necesidad de mejorar la provisión de servicios sanitarios a los pacientes o el uso más efectivo del tiempo y los recursos, entre otros. Este Modelo hace referencia a un profesional con un nivel avanzado de práctica, que maximiza la utilización de competencias especializadas y de conocimiento disciplinar, a fin de responder a las necesidades de los clientes en el dominio de la salud. Por lo tanto, la Práctica Avanzada se apoya sobre un saber teórico, empírico y de experiencia del dominio de la práctica, con el objetivo de ofrecer una atención integral y completa. La práctica fundada en la evidencia es el elemento central de las competencias de la Práctica Avanzada.

Una competencia profesional avanzada es aquella competencia basada en una formación específica y que posibilita el desempeño de funciones profesionales de un mayor nivel de complejidad o especialización, derivada de contextos laborales definidos. Así, el profesional que realiza Práctica Avanzada demuestra un alto nivel de experiencia en la evaluación de situaciones complejas que afecten a individuos, familias, grupos y comunidades, así como en el diagnóstico de problemas de salud reales o potenciales, realizando una amplia gama de actividades prácticas y teóricas basadas en la evidencia científica, que ponen de manifiesto su competencia avanzada. La incorporación de estas nuevas competencias avanzadas da respuesta ágil y dinámica a las necesidades de la ciudadanía, las nuevas metas organizacionales, los retos del contexto y las potencialidades de los profesionales.

En el ámbito de la profesión Enfermera, el aumento de las enfermedades crónicas, el envejecimiento de la población, el aumento de la complejidad de las organizaciones sanitarias y la búsqueda de modelos de gestión y de desarrollo profesional, eficientes y efectivos, están propiciando a nivel internacional el desarrollo de nuevos modelos de cuidados y perfiles enfermeros que den respuesta a las necesidades actuales de la población. Entre ellos, el modelo de Enfermería de Práctica Avanzada (EPA) es una de las modalidades de atención más empleadas en la actualidad a nivel internacional.

La figura de la Enfermera de Práctica Avanzada se basa en un profesional experto, con autonomía para la toma de decisiones complejas y capacidad para aplicar el aprendizaje científico, con las habilidades clínicas necesarias para la utilización de sistemas de valoración avanzada, juicios diagnósticos o prescripción de fármacos, entre otros. La EPA es un referente para el usuario y para el resto de profesionales y aporta un valor añadido al sistema sanitario a través de su alta cualificación y experiencia específica. Los numerosos estudios realizados para valorar su impacto en el sistema sanitario y en la salud de la población aportan múltiples evidencias relacionadas con la reducción de las estancias hospitalarias, disminución de los reingresos y de las visitas a los servicios de urgencias, reducción de los costes, mejora del control de la enfermedad, sus síntomas y exacerbaciones, mayor y mejor respuesta a la demanda en términos de resultados, mayores niveles de satisfacción e información al paciente y una atención más personalizada.

La Acreditación de Competencias de los/las Enfermeros/as de Práctica Avanzada pretende reconocer los logros alcanzados por aquellos profesionales expertos con autonomía para la toma de decisiones complejas y capacidad para aplicar el aprendizaje científico, con las habilidades necesarias para la utilización de sistemas de valoración avanzada, juicios diagnósticos y práctica clínica de alta cualificación.



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