Revista interna cuatrimestral del Hospital Universitario Reina Sofía
Noviembre 2011
Actualidad
El procedimiento, que llevan a cabo profesionales de la Unidad del Dolor, está indicado en personas que sufren dolor crónico y no responden a la medicación habitual basada en analgésicos y antidepresivos
El doctor Gómez Armenta con el equipo que permite desarrollar la técnica.
Alrededor de doscientos pacientes se han beneficiado en este hospital de una técnica de radiofrecuencia que usan los profesionales de la Unidad del Dolor Crónico, dependiente del servicio de Anestesia, para atender a pacientes con dolor neruopático rebelde, especialmente indicada para quienes ya no resulta efectiva la medicación convencional. Esta terapéutica se sitúa en un paso intermedio entre el tratamiento con fármacos y bloqueos con anestésicos locales -que son los de primera elección- y la neuroestimulación o la infusión intratecal -técnicas intervencionistas a las que se recurre cuando el dolor es muy intenso y prolongado-.
El nuevo procedimiento, que desde hace más de un año se aplica en el centro cordobés, permite reducir el dolor al menos a la mitad en alrededor del 70% de las personas tratadas -mujeres entre 40 y 50 años en su mayoría-. Entre las principales indicaciones figura la neuralgia del trigémino (patología que puede provocar intensos dolores faciales), dolores de columna, hombro, algunos tipos de cefaleas e incluso el latigazo cervical.
Esta técnica se aplica en España desde hace unos años y en estos momentos la están incorporando diferentes hospitales públicos andaluces. En el complejo sanitario cordobés, el responsable de la Unidad del Dolor Crónico, Francisco Gómez Armenta, es el anestesista que aplica la radiofrecuencia después de formarse en centros españoles pioneros en el tratamiento del dolor como Puerta del Hierro y la Clínica Universitaria de Pamplona.
El procedimiento se lleva a cabo en quirófano, bajo anestesia local, y es una técnica mínimamente invasiva que consiste en transmitir al paciente una corriente, a través de dos electrodos, que provoca calor en la zona a tratar para conseguir llegar hasta el nervio que lleva la información dolorosa. Esta modalidad terapéutica puede ser de dos tipos: continua (o termocoagulación), que destruye el tejido sobre el que se aplica, y también pulsada, que no elimina pero sí modula la conducción nerviosa aliviando el dolor durante unos 5 ó 6 meses.
El uso de la radiofrecuencia para eliminar o reducir el dolor no es lesivo y los efectos se perciben entre 10 y 15 días después de someterse a ella. En este sentido, el anestesista asegura que "los pacientes se valoran un mes más tarde y, cuando la indicación es correcta, los resultados son bastante buenos".
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