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Nuestras ReferenTICs: Eva Carolina Rodríguez

"Durante mi carrera profesional he podido conectar con personas estupendas que, finalmente, son el corazón de cualquier proyecto"

Seguimos conociendo a algunas de nuestras ReferenTICs. 

Hoy nuestra protagonista es Eva Carolina Rodríguez, responsable del área de Gestión del equipo provincial TIC de Sevilla.

Licenciada en Informática, su fuerte siempre ha sido la capacidad de adaptación y la necesidad de aprender y enfrentarse a nuevos retos, solo hay que leer su trayectoria profesional para darse cuenta.  

¿Cómo se despertó en ti el interés por la tecnología?

Yo siempre fui de ciencias, me encantaban las matemáticas. Además, crecí en un mundo rodeada de tecnología. Mi padre trabajaba en una estación de comunicaciones de cable submarino que unía los continentes americano y europeo. Al ser un lugar estratégico, lo tenían ubicado en un bunker bajo tierra a prueba de armas nucleares. Era apasionante visitar su oficina, teníamos que descender por un ascensor y se abrían unas puertas metálicas para finalmente acceder a una bóveda donde se encontraban las instalaciones. En aquella época, utilizaban tarjetas perforadas.

Cuando empecé el instituto, se embarcó en un negocio de suministro de material informático. Tenía claro que iba a ser el futuro y no se equivocaba. Esa experiencia nos permitió a mi hermana y a mí conocer de primera mano la evolución de los ordenadores personales, un mundo que me generaba mucha curiosidad y que evolucionaba muy rápido, cuando dominabas un sistema, ya había salido otro que lo mejoraba. Ese dinamismo me fascinaba.

Cuéntanos más sobre tu trayectoria profesional, cuántos años llevas en el sector, en la STIC, etc.

Completé mis estudios de Licenciatura Informática (en aquella época aún no era ingeniería) en la Universidad de Granada, en el año 97. En el último año de carrera, tuve la suerte de caerle en gracia a uno de nuestros profesores, que era a su vez jefe de servicio de Informática del Hospital San Cecilio de Granada, mi querido Miguel Prados. Fue quien me inspiró realmente el resto de mi carrera profesional.

Miguel captaba alumnos de la universidad y los iniciaba en el mundo de los sistemas de información sanitarios. Tras estar un año en su departamento desarrollando software para el hospital, me ofrecieron una oferta de comercial para una empresa privada dedicada a la venta de sistemas de almacenamiento y ubicada en Madrid. Estábamos entonces en el cambio de siglo y las empresas tecnológicas se rifaban al personal. El potencial de internet se conocía, pero aun costaba implementarlo.

Por aquella época trabajé en proyectos de todo tipo, desde venta, preventa y consultoría y para sectores no solo sanitarios, sino también en otros como Seguros o Proyectos de Cooperación Internacional. Sin embargo, la mayoría de mis clientes eran de la Administración Pública, aquí es cuando me di cuenta de que prefería ser cliente a ser proveedor, me parecía menos estresante.  Además, en Madrid no hay playa, así que cuando surgió la oportunidad volví a Málaga. Esta vez con un contrato fijo en Accenture, en el Parque Tecnológico que estaba empezado a desarrollarse. Como dominaba el inglés, me incorporé a un proyecto internacional que trabajaba para Vodafone, así que no parábamos de viajar. Dirigía una unidad de validación de software y teníamos que coordinarnos con los equipos del soporte que estaban en Irlanda y los de sistemas que residían en Dusseldorf. Fueron unos años apasionantes que me permitieron tratar con personas muy interesantes.

Sin embargo, la vida es un continuo cambio, empezaba a meterme en la treintena y el ritmo biológico marcaba un nuevo compás. No había bebé que no mirara por la calle… y yo viajando. Definitivamente, necesitaba ordenar mi vida para atender a un nuevo objetivo. Es en ese momento cuando me surgió la oportunidad de volver a entrar en el Sistema Público de Salud, esta vez de responsable de un Distrito Sanitario, en Almería (Poniente). Me presenté a los exámenes y saqué la plaza de interinidad. El cambio del sector privado al público se notó, para lo bueno y lo malo, como todo en la vida. Un trabajo que permitía conciliar con la vida laboral, pero proyectos más a largo plazo. Por aquella época, los centros de salud estaban migrando del TASS a Diraya, aun las comunicaciones no estaban maduras y, por tanto, fue una época de muchas anécdotas.

Cuando mi hija ya había sido encargada, nos surgió un nuevo reto. Consistía en participar desde cero en la puesta en marcha de la estrategia de sistemas de información para gestionar seis hospitales en las provincias de Sevilla, Cádiz y Huelva. La empresa que lo gestionaba era pública y se trataba de hospitales con una cartera de servicios específica que pretendía descongestionar los hospitales más grandes. Era una oportunidad única y de hecho lo fue. Nos permitió desplegar los sistemas que mejor se ajustaban al propósito de la organización.

Además, durante los quince años de existencia, los adaptamos a los procesos de negocio críticos, integramos prácticamente todos los operacionales y finalmente, desarrollamos un sistema de bussiness intelligence que ofrecía seguimiento de los KPI a las distintas direcciones, económicas, médicas y área de profesionales. En esa etapa participé como responsable en las áreas de implantación, sistemas de información y finalmente el área de gobernanza.

Sin embargo, no estuve todos esos años en la Agencia. A los cuatro años de aterrizar, me cedieron para dirigir el departamento de informática de FISEVI, una Fundación que se encargaba de la gestión de los proyectos de investigación en el ámbito de la Salud en Sevilla. Al poco tiempo de volver a trabajar para la Agencia, me pidieron colaborar para un partido político (nunca lo había hecho antes), una cosa llevó a otra cosa y cuando quise darme cuenta estaba de Diputada en Málaga.  Fue una experiencia única, no solo porque es difícil que se presente, sino porque te permite lidiar con lo más complejo (yo pensaba que eran las matemáticas), pero no, son las personas.

Durante esa época aproveché para seguir formándome, realicé un EMBA y colaboré en los inicios de un programa de Alta Dirección Sanitaria impartido por la Fundación San Telmo. Pero, desgraciadamente, no se puede ser de todo en la vida y casi siempre tenemos que elegir. En ese punto y tras dos años de cargo público, me alejaba de la posibilidad de consolidar mi puesto de trabajo en la administración. Así que decidí renunciar y volver a la Agencia. Para entonces se empezaba a plantear la posibilidad de que pudiéramos opositar, por lo que me enfoqué en un nuevo reto. Finalmente, y tras dos intentos, consolidé el puesto. Al año siguiente, las Agencias pasaron a depender del Servicio Andaluz de Salud y junto con el resto de nuestro equipo nos integramos en la STIC. Mi vida empezaba a enrutarse… correctamente.

¿A qué te dedicas cada día?

Tras dejar la Agencia, mi último puesto en ella era de responsable del área de gobernanza. Al integrarnos en el SAS, el equipo provincial TIC de Sevilla contemplaba un área transversal denominada de “Gestión” con el mismo propósito y donde actualmente soy la responsable. Desde esta área intentamos dar respuesta destacando temas relativos a la contratación, licitación, gestión de proyectos, gestión de accesos, coordinación entre el resto de áreas transversales (sistemas, implantaciones, desarrollo y soporte al puesto de usuario) y jefaturas de servicio de los hospitales o apoyo en la gestión del personal STIC de la provincia (evaluación objetivos, acogida profesionales, contratación, formación…).  

Actualmente, el área está formada por dos personas (contando conmigo), así que, para abarcar todas estas actuaciones, nos apoyamos en compañeros de otros hospitales que tienen delegadas alguna de estas funciones y formamos grupos de trabajo conjuntos que no solo ayudan a normalizar los procedimientos, sino a compartir el conocimiento.

 

Imágenes

 

¿En qué crees que eres (o puedes ser) un referente para tus compañeros? Y, ¿qué le dirías a una niña con inquietudes científicas y tecnológicas?

Claramente, yo nunca aposté por la superespecialización en mi sector, cosa que a veces me ha frustrado al ver los salarios que algunos consultores de soluciones tecnológicas ofrecen por sus servicios. Mi fuerte ha sido siempre la capacidad de adaptación y la necesidad de aprender y enfrentarme a nuevos retos. Cuando he dominado un proyecto, me surgía la necesidad del cambio.

En ese sentido, creo que acerté con mi elección de carrera profesional. La ciencia y la tecnología experimentan un cambio continuo y eso nos obliga a evolucionar con ella. Además, mi formación me ha permitido elegir. Por ejemplo, desde un punto de vista profesional, siempre me sedujo el campo de la medicina y finalmente encaucé mi carrera a ese sector. Pero, además, me ha permitido elegir trabajos acordes a mis propias necesidades personales, pudiendo optar a puestos que me ayudaban conciliar con mi vida familiar cuando lo he necesitado.

Considero que, aunque se trata de una carrera mayoritariamente elegida por hombres, el género no debería de ser determinante y las mujeres deberían tener mucha más presencia.  Como en cualquier profesión, los escalones son siempre más altos, en función a las cargas personales que llevamos a cuestas. Igualmente, el éxito dependerá de nuestra capacidad de resolución y profesionalidad, y esto último está garantizado siempre que acertamos y nos dedicamos a lo que realmente nos apasiona.