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"Hemos sido muy afortunadas de haber podido desarrollar nuestra vida laboral en el SAS"
Continuamos conociendo a algunas de nuestras ReferenTICs.
Hoy os presentamos a Lola Díaz y María José Espigares, dos profesionales del SAS que han dedicado gran parte de su vida laboral al ámbito tecnológico. Casi 40 años en los que han vivido en primera persona el nacimiento del Servicio Andaluz de Salud, han sido parte de su proceso de informatización en los años 90 y han visto nacer programas precursores del DIRAYA que conocemos hoy, entre otras muchas experiencias.
Un recorrido del que están muy orgullosas, agradecidas por todo lo aprendido, por el granito de arena aportado, y también, por haber sido parte de toda esta evolución y revolución digital en la sanidad pública andaluza. Ambas están ya felizmente jubiladas, aunque destacan que lo han hecho porque tocaba, pero no porque no estuvieran a gusto.
Coinciden en llegar por casualidad a dedicarse a la informática, ya que comenzaron como auxiliar administrativo a finales de los años 70. Ya trabajando, en diferentes épocas, concluyeron la carrera de Psicología, unos conocimientos que, después, les ayudarían mucho en su desempeño diario.
- ¿Cómo llegáis a dedicaros al ámbito de la informática?
Lola Díaz
Por aquellos años, no existía carrera profesional relacionada con informática. En 1985, tras un proceso de formación y selección en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, me seleccionaron para incorporarme como operador del equipo de preparación de datos. El equipo humano lo formábamos gente muy joven, procedente de hospitales, otros recién licenciados como matemáticos, físicos, ingenieros, etc. Todos teníamos en común una gran motivación e ilusión, por aprender una materia como informática, en la que todo estaba por hacer. Fue cuando me di cuenta de la importancia de rodearse de buenos compañeros como la mejor forma de crecer profesionalmente, y yo lo estaba del mejor equipo.
Estuve desde 1985 hasta 2000 en Servicios Centrales pasando por diferentes puestos y funciones. Aprendí a preparar un PC, cargándole el SO, y los programas necesarios para el usuario. También hice programación estructurada con Cobol en MS-DOS, en la que la mayoría del código se originaba en la cabeza de los programadores y se almacenaba en disquetes. Había bastante trabajo manual para las tareas de pruebas, distribución y soporte.
En ese año, debido a la necesidad de ampliar el CPD con nuevos servidores para el desarrollo de DIRAYA, nos trasladamos a la Cartuja, donde estuve hasta finales de 2009, siempre como técnico del departamento de comunicaciones y posteriormente como jefa de proyecto responsable de dicha unidad.
María José Espigares
Aprobamos la oposición de grupo B opción informática en el 94, Lola se quedó en centrales y yo me fui al Virgen del Rocío. Éramos cuatro técnicos, tres chicos y yo. No había ordenadores, y en un primer momento, ni siquiera sabíamos las funciones que íbamos a tener. Y nos pusimos a hacerle hojas de cálculo a los médicos que nos las iban pidiendo para el control de sus pacientes. Informática no era más que una mesa grande en la que trabajábamos tres compañeros de codificación, nosotros de informática y alguno más que se instaló allí.
Estaba todo muy incipiente: se estaban informatizando los sistemas clave. Al inicio, solo gestionábamos las nóminas gracias a algunos sistemas que había en centrales (avenida de la Constitución, en Sevilla).
- Llegáis casi por casualidad, pero después hay que tener cierta motivación, interés… ¿Cómo ha sido el mantenerse?
Dedicarse a las TIC no es un trabajo estático, siempre encontrábamos algo nuevo que hacer. Nos llamó la atención la materia que nos permitía estar en continuo aprendizaje. Es cierto que no fue un interés desde muy jóvenes, porque todo esto no existía. La explicación puede estar en que fuimos personas curiosas, que no nos conformamos con un trabajo mecánico.
Contadnos más sobre vuestra trayectoria en el SAS.
Hemos participado en muchas cosas, todo conforme iba haciendo falta. Los principios fueron duros. Por ejemplo, cuando llegaron los primeros PC, se fueron sustituyendo las máquinas de escribir e instalando los primeros procesadores de texto y hojas de cálculo. Los profesionales que nos comenzábamos a dedicar a esto tuvimos que formarnos mucho.
Antes de desarrollarse el sistema DIRAYA, había nacido el programa AURORA, utilizado para registrar las entradas y salidas de los pacientes. Fue crucial el desarrollo de las comunicaciones -en un primer momento impulsado por SSCC, y después uniéndonos a la red corporativa de la Junta de Andalucía-, sin el cual no hubiera sido posible su despliegue.
También, el proceso de informatizar las consultas fue muy complicado porque había que buscar los huecos en los que no se entorpeciera la labor asistencial. Otro de los hándicaps, una vez se comienzan a informatizar las historias clínicas en papel, es el de la seguridad y privacidad de los datos de los pacientes. Algunas especialidades no veían claro subirse al carro de la digitalización por este motivo.
- ¿En qué creéis que habéis podido ser un referente para vuestros compañeros?
Lola Díaz
Mi ambición profesional ha sido siempre dar el mejor servicio, sintiéndome útil. Esa ha sido mi actitud: entender los problemas del usuario, y hacer cuanto estuviera en mi mano, tanto si dependía de mí como si no, haciéndole seguimiento hasta dar con la resolución del problema. Mi mayor recompensa ha sido siempre la del trabajo bien hecho.
María José Espigares
Siempre he procurado dar respuesta a los problemas de manera casi inmediata. Cuando CGES nos comunicaba algún problema, yo no dejaba que pasara mucho tiempo sin que se resolviera. La atención telefónica era constante y siempre atendía la llamada, todos sabían que, si mi teléfono sonaba, iban a tener respuesta.